En junio de 2024, el huracán Alberto tocó tierra por Ciudad Madero con una trayectoria inusual. Aunque se esperaba un fuerte impacto en Tampico, el fenómeno se debilitó al ingresar por el río Pánuco, dejando solo lluvias ligeras en la zona. En contraste, otros municipios de Tamaulipas y estados vecinos sufrieron inundaciones severas.
Expertos en meteorología señalaron que el comportamiento del huracán fue atípico: giraba en sentido contrario al habitual y se dispersó como un abanico al entrar, lo que redujo su fuerza en el sur de Tamaulipas. Esta particularidad, sumada a factores como El Niño y La Niña, ayudó a desviar la mayor parte de la nubosidad hacia otras regiones.
A pesar de su baja intensidad local, Alberto fue clave para mitigar la sequía que afectaba a Nuevo León y al sistema lagunario que abastece a Tampico, Madero y Altamira. Las lluvias recuperaron niveles críticos en la Laguna del Chairel, que había alcanzado mínimos históricos meses antes.
La experiencia también sirvió como preparación para la inundación posterior en la colonia Moscú, donde el desbordamiento del río Tamesí obligó a evacuar a cientos de familias. Gracias a la coordinación entre autoridades locales, estatales y federales, se activaron planes de emergencia, se habilitaron albergues y se desplegaron operativos de apoyo que minimizaron los daños.
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