“Gaza está ardiendo”, escribió el ministro de Defensa, Israel Katz, este martes. Dijo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estaban “atacando infraestructuras terroristas” y trabajando para asegurar “la liberación de los rehenes y la derrota de Hamas”.
Israel lanzó una ofensiva terrestre ampliada sobre la Ciudad de Gaza, en medio de una condena internacional creciente. La operación, que comenzó en las afueras de la ciudad, ha intensificado los bombardeos y la destrucción de edificios, obligando a miles de palestinos a abandonar sus hogares en busca de refugio.
El primer ministro Benjamin Netanyahu calificó esta etapa como “crítica” en el conflicto, señalando que la Ciudad de Gaza representa uno de los últimos bastiones de Hamas. Sin embargo, organismos internacionales advierten que esta ofensiva podría agravar aún más la crisis humanitaria, con zonas del enclave ya declaradas en hambruna.
Aproximadamente un millón de personas viven en la Ciudad de Gaza y sus alrededores. Aunque Israel ha instado a la población a evacuar hacia el sur, se estima que menos de la mitad ha logrado salir. Las carreteras están saturadas, y muchas familias se desplazan a pie, cargando lo poco que les queda.
Una investigación independiente de la ONU publicada este martes concluyó que Israel está cometiendo genocidio en Gaza, al atacar de forma colectiva a civiles por su identidad palestina. El gobierno israelí rechazó el informe y pidió la disolución de la comisión responsable.
En medio del caos, testimonios de residentes reflejan el miedo y la desesperación. Maysar Al Adwan, habitante de la ciudad, describió una noche sin descanso bajo explosiones constantes: “Miedo, miedo, es todo miedo. Explosiones sobre nuestras cabezas, todo el día”.
La Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos, debía operar 16 centros de ayuda, pero solo cinco están funcionando. Esto obliga a los desplazados a caminar durante horas para conseguir alimentos o atención médica.
Rawan Al Salmoni, madre de cuatro hijos, relató que pensó que moriría en el último bombardeo. “Dijimos por Dios, vamos a morir aquí. Es un milagro que hayamos salido”, expresó mientras sostenía a su hijo pequeño frente a un edificio destruido.
La comunidad internacional ha pedido detener la ofensiva. Volker Türk, alto comisionado de derechos humanos de la ONU, declaró: “Está absolutamente claro que esta masacre debe detenerse y debe detenerse de inmediato”.
A pesar de las críticas, Israel mantiene el respaldo del gobierno estadounidense, reforzado por la visita del Secretario de Estado Marco Rubio a Jerusalén. Rubio exigió la liberación de los rehenes y advirtió que podría ser necesaria una operación militar para eliminar a Hamas.
Mientras tanto, las FDI estiman que hay entre 2,000 y 3,000 combatientes de Hamas en la Ciudad de Gaza, aunque representan menos del 1 % de la población local. La ofensiva podría extenderse más allá de esta operación, según fuentes militares.
