El Senado de la República vivió una sesión marcada por la confrontación entre legisladores de Morena y partidos opositores, luego del asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán. El crimen, ocurrido en medio de un contexto de violencia persistente en la región, desató un intercambio de acusaciones que elevó el tono del debate político.
La presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo, abrió la sesión con un pronunciamiento oficial en el que se condenó el homicidio y se respaldó la estrategia de seguridad impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, los señalamientos de la oposición sobre la falta de resultados en materia de seguridad provocaron una reacción airada de los legisladores oficialistas, quienes calificaron de “carroñeros” a sus adversarios por utilizar el caso con fines partidistas.
Durante el debate, senadores del PRI y PAN exigieron una revisión profunda de las políticas de seguridad, mientras que Morena, el Partido Verde y el PT defendieron el plan de paz para Michoacán y llamaron a cerrar filas frente al crimen organizado.
El asesinato de Manzo, figura clave en la política local, ha generado preocupación sobre el impacto de la violencia en el ejercicio democrático y la gobernabilidad en municipios estratégicos. La polarización en el Senado refleja la creciente tensión entre fuerzas políticas ante los desafíos de seguridad que enfrenta el país.



