La administración del presidente Donald Trump notificó formalmente al Congreso sobre una serie de operaciones militares recientes en Venezuela, enmarcadas en lo que el Pentágono describe como una ofensiva contra redes de narcotráfico. Según fuentes oficiales, los ataques se centraron en embarcaciones vinculadas al crimen organizado en aguas del Caribe, y podrían representar el inicio de una escalada táctica en la región .
Durante una sesión informativa privada, altos funcionarios del gobierno expusieron los motivos detrás de los operativos, señalando que se trata de medidas “defensivas” para proteger intereses estadounidenses. El senador Lindsey Graham, aliado cercano de Trump, adelantó que se evalúa ampliar las acciones hacia territorio terrestre, lo que ha generado preocupación entre legisladores y gobiernos vecinos .
Por su parte, el gobierno venezolano condenó enérgicamente los ataques, calificándolos como una violación de la soberanía nacional. En Caracas, voceros oficiales denunciaron que las acusaciones de narcotráfico carecen de fundamento y que las maniobras militares constituyen una provocación directa.
La Casa Blanca, sin embargo, sostiene que las operaciones están respaldadas por inteligencia que vincula a organizaciones como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles con actividades ilícitas transnacionales. En paralelo, se ha autorizado a la CIA a operar en territorio venezolano, aunque sin precisar el alcance ni los métodos de intervención .
Este nuevo capítulo en la política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela marca un giro más agresivo en la estrategia de presión, que ya incluía sanciones económicas, restricciones migratorias y designaciones criminales. Analistas advierten que la situación podría derivar en una confrontación directa si no se establece un canal diplomático de contención.
.
