Después de más de cuarenta días de suspensión de actividades, el Senado estadounidense alcanzó un acuerdo que permitirá reabrir el gobierno federal y restablecer el funcionamiento de las agencias públicas. La negociación, impulsada por legisladores de ambos partidos, desbloquea el presupuesto temporal necesario para evitar una mayor afectación a servicios esenciales.
Durante el cierre, millones de empleados federales enfrentaron retrasos en sus pagos, mientras que sectores como transporte, salud y justicia operaron con recursos limitados. La presión social y económica llevó a acelerar las conversaciones en el Congreso, que finalmente derivaron en un consenso sobre los puntos más críticos del gasto público.
El acuerdo contempla la reactivación inmediata de programas suspendidos, el pago retroactivo a trabajadores afectados y una prórroga presupuestaria que se extenderá hasta finales de enero. Aunque se trata de una solución temporal, los líderes legislativos han señalado que continuarán las negociaciones para alcanzar un presupuesto definitivo.
Este episodio se convierte en uno de los cierres más prolongados en la historia reciente del país, reflejando las tensiones políticas que persisten en torno al manejo de los recursos federales.
