Las intensas precipitaciones registradas en semanas recientes han provocado una disminución significativa en la producción de ostiones en la zona norte de Veracruz, particularmente en las lagunas de Pueblo Viejo y Tampico Alto, reconocidas por su tradición pesquera y gastronómica.
Impacto en los pescadores
El ingreso de grandes volúmenes de agua dulce a los cuerpos lagunares alteró la salinidad y ocasionó la muerte de gran parte del molusco, lo que ha afectado directamente a las familias que dependen de esta actividad. Pescadores locales relatan que, aunque la captura comienza a mostrar señales de recuperación, actualmente trabajan apenas al 60-70% de su capacidad habitual.
Cooperativas y esfuerzos de repoblamiento
Las cooperativas pesqueras de la región han implementado jornadas de repoblamiento de larvas de ostión, con la esperanza de que la producción se estabilice en los próximos meses. Antes de las lluvias, se recibían hasta 180 arpillas de 35 kilos por día; hoy apenas superan las 100. Se espera que con la llegada de los frentes fríos y el ingreso de agua salada, la situación mejore hacia marzo.
Relevancia económica y gastronómica
El ostión de esta región no solo abastece a restaurantes locales, sino que se distribuye hacia estados como Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí y la Ciudad de México, donde la demanda es alta. Su sabor, resultado de las condiciones particulares de las lagunas, lo ha convertido en un producto emblemático de la zona.
Tradición y resiliencia
Más allá de las cifras, la pesca de ostión representa una herencia cultural y económica para cientos de familias. Historias como la de pescadores que transmiten el oficio a sus hijos reflejan la resiliencia de una comunidad que, pese a las adversidades climáticas, mantiene viva una tradición que alimenta tanto a la región como al país.
